lunes, 23 de julio de 2012

Hoy

Cartagena de Indias, lunes 23 de julio de 2012.


La habitación se vació. A decir verdad, no debe tener más de 6m2 e incluye, en la medida, un WC con su respectiva ducha. Todo un ejemplo de economización del espacio. La lámpara y el ventilador giratorio del techo andan prendidos las veinticuatro horas de día ya que el calor se concentra debido a la falta de una ventana. Para hacerme entender, no se parece a la habitación de la primera escena de Apocalypse Now, pero evoca un sentimiento particularmente parecido.

Sólo están mis pertenencias. Mochila en el suelo —ocupando parte de los valerosa superficie de la habitación—, la guitarra fuera de su funda y algunos papeles de caramelos revoloteando por la mesita de noche, danzando al son del aire del ventilador. Todavía resuenan ecos de acento alemán. Llegó el momento del reencuentro con los tuyos. Siento eterna nostalgia de la fecha en que me toque a mí. Pásala bien, Sir. Max.

Tratando de alcanzar los cigarrillos cae el pasaporte. No sé que hace ahí, necesitas solamente un par de días para que las cosas que cargas en una mochila de 60 litros se revuelvan en una sala de menos de siete pasos de largo.

Mientras suena «Flor Groga» de Manel, empiezo a descifrar la cantidad de historias que emana cada uno de los sellos. Cada página del pasaporte contiene tantos cuentos como para rellenar una novela de mil páginas. Desde las estampas horrorosas de Kenia, las ilegibles de Qatar y Hong Kong, las casi borradas de Samoa y Argentina, la tintosa de Uruguay o los sellos decorativos de Machu Picchu e Isla de Pascua. Un auténtico viaje de bitácora, un moderno camino de Santiago por el mundo.

Siempre es delicioso pararse a recordar, pero sin olvidarse de que si te sientas en el camino, hazlo de frente a lo que has de andar, y de espaldas a lo que ya has andando. (Proverbio chino)

2 comentarios:

  1. Que bonita historia,siempre se llega a la conclusión que lo importante no son los lugares (con el tiempo se borran) sino la riqueza de las personas que se cruzan en tu camino.
    Animo y besicos

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  2. Uno se queda embelesado leyendo estas bonitas historias que vas contando, pateandotelas por el mundo, pero creo que lo más hermoso, son todos los diferentes anonimos que conoces y que llegan a formar parte de tu historia y de una inolvidable amistad que siempre perdurará en tus recuerdos.
    petonets..

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