sábado, 26 de febrero de 2011

La fuerza de la naturaleza


Elegante, ¿verdad? 

A decir verdad, la fotografía oculta la historia viva de un desastre natural que sigue reciente en las calles de la población de Chaitén, donde cada esquina impregna el recuerdo de aquel fatídico primer de mayo de 2008. 

Chaitén era una ciudad convertida en un potencial foco turístico, principalmente por alinearse en el inicio de la Carretera Austral y ser el único enlace con la península de Porto Montt por vía marítima. El 1 de mayo de 2008, el volcán Chaitén despertó con una columna eruptiva que alcanzó cerca de 20 kilómetros de altura. Se veía desde Buenos Aires, en la costa atlántica del continente sudamericano. El volcán, que ni siquiera estaba registrado como uno de los 350 volcanes que pueblan Chile, arrojó más de un kilómetro cubico de ceniza riolítica. Una parte importante de la ceniza volcánica acumulada fue removida por las lluvias, generando aluviones volcánicos como el que devastó la ciudad de Chaitén. Las cenizas colapsaron el curso normal del río, haciéndolo juguetear por la centro de la población, inundando y devastando cuanto estaba en su camino. De ahí la tragedia. Además, por el decreto de alerta roja, el Gobierno chileno decidió no apoyar la reconstrucción de Chaitén, sino mover a la población a Santa Bárbara, un pueblo fuera del área de influencia del recién descubierto volcán. 


Gracias al incondicional sentimiento de pertenencia de su población, la gente siguió viviendo bajo condiciones pésimas —sin agua, ni luz— en los siguientes meses, reiniciando sus negocios y reconstruyendo lo básico para sobrevivir. A base de nuevas canalizaciones de agua y generadores particulares de electricidad han ido sobrepasando los obstáculos que el desastre natural desenlazó. Ahora, casi cuando se cumplen tres años de la erupción volcánica, el pasado martes 22 de febrero llegó el alumbrado público a las calles del Chaitén. Aún falta mucho por recorrer, pero la reconstrucción de centenares de vidas ha empezado.


jueves, 17 de febrero de 2011

Parque Nacional Los Alerces

Llegará el momento en que mi camiseta y ropa interior aprovecharán para salir corriendo. Y sí, tendrán mi indulgencia tolerante, ya que después de seis días todavía no me había cambiado de ropa. No olía mal, pues los cristalinos y numerosos lagos que copan el Parque Nacional Los Alerces bien servían para llevarse todas mis secreciones sudoríparas. Tampoco oler a humo no es oler mal. Simplemente es el efecto secundario de tener que cocinar con fuego vivo. 

Y es que el Parque Nacional Los Alerces destila un ritmo de vida todavía salvaje. El nombre se debe a los bosques milenarios de alerce, un árbol patagónico caracterizado por ser una especie de las más antiguas del mundo. Pero ésta es sólo una de las bellezas del parque. Los lagos se llevan todos los aplausos con respecto a belleza imponente. El paisaje incorpora lagos encadenados de color y esplendor impresionantes. El lago Krüger, el lago Futalaufquen, y los lagos Menéndez y Verde, así como también el río Arrayanes son atracciones ideales para recorrer y conocer. 


Lagos cristalinos y montañas con frondosa vegetación enmarcan la belleza de un lugar creado en 1937 con el objetivo de proteger los bosques de lahuán o alerce, así como la variedad vegetal y animal que posee. Con 263.000 hectáreas de extensión y ubicada en la región cordillerana de la Provincia del Chubut, sobre el límite internacional con la República de Chile, en el Parque Nacional, la naturaleza es la mayor estrella. 


¡Que huyan las vacas!

Argentina se podría describir con variopintos adjetivados, pero sin duda, sobresalen las particularidades tales como la obsesión por el mate, la cultura de lo dulce y la pasión desbocada por la carne. Si bien se devora carne roja a lo largo de todo el planeta, en Argentina la cantidad de consumo cárnico toma tonos demenciales. A inicios de febrero se celebró la II edición de la Fiesta Nacional del Asado. 

Sí, nacional. Además de ser la XVI fecha a nivel provincial. Cholila, una humilde población de 2.000 habitantes, recibió la presencia de más de 40.000 personas venidas de todo el territorio argentino por culto y devoción al asado de carne. A lo largo del fin de semana, calculan que faenaron 300 corderos, más de 10.000 kilos de carne de ternera y 400 kilos de chorizos. Si hay fiesta que sea a lo grande, dijeron. 

Ahora bien, la fiesta también incluyó la realización de jineteadas, carreras de caballos y diferentes destrezas gauchas. Un escenario mayor agregaba vida telúrica con primeras figuras del canto y la música provinciales y nacionales desarrollando un festival al aire libre, alpargateadas y bailes populares que junto a la elección de la reina —Reina del Asadito y Mini Reina— animaron la Fiesta Nacional del Asado. 

Se respiraba una clara supervivencia del espíritu gauchesco del campo argentino.


miércoles, 9 de febrero de 2011

El Bolson

Hace tres siglos atrás, en una región colindante a los Alpes italianos, el célebre Antonio Vivaldi, componía su obra más trascendente: Las cuatro estaciones. Es en aquella época, cuando la naturaleza de esa región de Europa exhibía toda su imponencia incontaminada e inspiradora y que, en la actualidad, solo se conserva con incomparable plenitud y majestad en los valles andinos de la comarca andina del Paralelo 42. Por eso hoy, si Vivaldi viviera, muy probablemente se sumaría a la cantidad de artistas, músicos y poetas que encuentran en El Bolson el marco natural de belleza y tranquilidad que fermentan la creación artística. 

Y es que El Bolson es un lugar intruso en la omnipresente sociedad capitalista. En sus liberales y artísticos confines vive gente con estilo de vida alternativa que han hecho de su ciudad una «zona no nuclear» y un «municipio ecológico». Habitantes que por su parte se adscriben a una vida más natural, en armonía con el medio ambiente, generalmente contrarios al desarrollo turístico y al consumo urbano —que también lo hay— en favor de un perfil rural productivo, orgánico, ecológico y autosuficiente, simpatizantes en mayor o menor grado con la anterior y efímera filosofía hippie de los setena. 

Dentro de este último sector social se encuentra, además, una notoria cantidad de músicos, escritores, escultores plásticos y artistas en general, algunos de excelente nivel y relevancia internacional, característica distintiva de esta localidad en cuanto a la gran cantidad de artistas residentes respecto del total de la población. La farándula se presenta en las calles, y sino se concentra en el Centro Cultural Galeano. Un lugar de culto a lo artístico, que prohibido por la administración y situado frente a un hipermercado, sigue su particular lucha por la supervivencia gracias al infranqueable sustento moral y económico de la población de El Bolson. Ser o no ser dijo Shakespeare.


viernes, 4 de febrero de 2011

Área natural protegida de Río Azul-Lago Escondido

No voy a ponerme siquiera a intentar catalogar una lista de adjetivos para definir la Patagonia. Ni tan siquiera el ser humano más adverso a la naturaleza salvaje se aventuraría a desacreditar la región con una mala palabra.

A continuación sigue alguna de las delicias de las que pudieron beneficiarse mis sentidos y tolerar mis piernas. Se trata del área natural protegida de Río Azul-Lago Escondido, un corredor biológico de 80000 hectáreas en la región de Río Negro.


Mientras publicaba esta entrada, alguien razonablemente parecido se ha sentado frente a mi. Pero no lleva ninguna Copa Mundial de la FIFA bajo el brazo.

martes, 1 de febrero de 2011

Pal sur

Emulando a la archiconocida estatua de Cristóbal Colón en Barcelona, apunto claramente la dirección de mi faro. Mientras Colón confusamente apunta al mar Mediterráneo, mi propia odisea se encamina hacia el sur. 

Sumando la nueva adquisición de una tienda de acampada, mi carga se eleva tanto en peso como en búsqueda de nuevas aventuras. Me dispongo a recorrer los 2000Km de Patagonia salvaje que separan las ciudades de Bariloche y Ushuaia. 

Acorde con el modo ahorro en que me obliga a instalarme un país como Argentina, el desafío principal reside en llegar a dedo hasta la meta que supone Ushuaia. Puro autostop. Acampar perdido en los bosques que copan la Patagonia o no pisar un restaurante suponen otras de las medidas adoptadas para sobrevivir con el límite económico propuesto. 

Hablo de un punto cardinal como forma de destino, pues la ruta ni siquiera anda definida. Las maravillas escondidas en la parte baja del Cono Sur marcarán mis continuos saltos entre Argentina y Chile. Entre parques nacionales de asombrosa naturaleza, cordilleras plagadas de viva belleza o glaciares tan imponentes como sus radicales temperaturas brindaran la luz que revele mi sendero. 

Deseadme suerte.