El sur no es el Brasil que todos tenemos en la cabeza. Lo que nos muestran los comerciales o revistas de viajes suelen ser parajes ubicados a partir del Estado de Rio de Janeiro. En todos los sentidos.
La frenética economía en el sur difiere mucho a la paupérrima calidad de vida del nordeste. Si bien hay favelas en ciudades como Porto Alegre o Florianópolis, nada que ver con las pobladas favelas de Rio o de Bahía. Algunas albergan más de un millón de personas.
No sólo de verano vive Brasil, pues en el sur también existe el inverno. Cuánto más al sur, más acentuado. Si bien, por norma, las temperaturas no bajan tanto como en la Península Ibérica, aparecen olas de frio polar que hacen salir a la calle con más kilos de ropa que de peso corporal. No por ello, los paisajes dejan de ser brillantes y únicos.
Y cuando resulta que —vete a saber porqué— el termómetro se sitúa por encima de los veinte grados, uno sale a disfrutar el litoral brasilero como si fuese mitad de verano..
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