jueves, 4 de agosto de 2011

Agua

El agua es un componente de nuestra naturaleza que ha estado presente en la Tierra desde hace miles de siglos. Ocupando tres cuartas partes de la superficie del planeta, el agua es vital para todas las formas de vida conocidas hasta el momento. En los seres vivos representa entre el 50 y el 90% de la masa corporal, siendo aproximadamente el 75% del cuerpo humano. Nada más y nada menos. 

Lejos del importante plano biológico, el agua tiene un alto nivel representativo. Por ejemplo, la mayoría de las doctrinas religiosas incorporan el agua como un elemento purificador mediante diversos rituales de lavado o abluciones. No sólo eso, sino que además se le atribuye poderes espirituales. No hace falta enumerar la larga lista de dioses de las diferentes mitologías que pueden ser considerados patrones de fuentes, ríos o lagos. 

Viniendo al caso, cuenta una antigua leyenda guaraní que en un río habitaba una monstruosa criatura parecida a una serpiente, conocida con el nombre de Boi, a quien los indígenas debían de ofrecer en sacrificio cada año a una joven muchacha, arrojándola a los rápidos del propio río. 

Pero un año, al frente de una de esas tribus guaraníes llegó un joven de nombre Tarobá. Cuando llegaron a la ceremonia de sacrificio, se enamoró perdidamente de la bella joven a la que ese año debían sacrificar. Por todos los medios, Tarobá intentó convencer a los ancianos de todas las tribus que se le perdonara la vida a Naipí, que así se llamaba la joven. Pero sus intentos fueron infructuosos. La joven había de ser sacrificada porque así lo quería la diosa Boi. Lejos de amedrentarse, Tarobá, la noche anterior al sacrificio, cogió su canoa, y llevando en ella a Naipí, la raptó. 

Al enterarse de lo sucedido, Boi, la serpiente, los persiguió. Asomando su lomo en el río lo partió en dos, y originó así las grandes Cataratas del Iguazú. Tarobá y Naipí quedaron atrapados en esas aguas. Tarobá quedó convertido en árbol, justo encima de la Garganta del Diablo, mientras que la cabellera de Naipí se convirtió en las impresionantes aguas que descienden turbulentas por la misma Garganta. Boi, la diosa, volvió a sumergirse, y desde el fondo de las cataratas vigila constantemente que Tarobá y Naipí no puedan unirse nuevamente.

Sin embargo, dicen los indígenas del lugar que cuando el arco iris se dibuja entre la bruma que se levanta allá abajo, donde rompe la catarata, Tarobá y Naipí unen su amor… 




Siendo uno de los escenarios naturales más fascinantes de América latina, las Cataratas del Iguazú comprenden unos 275 saltos de agua de hasta 80 metros de altura enmarcados en un área de 200.000 hectáreas de un Parque Natural repartido entre Brasil y Argentina. 



P.D. Ahora diría que me voy rumbo a Paraguay, pero ando algo desfasado en las actualizaciones.

2 comentarios:

  1. no tengo palabras para poder expresar lo que mis ojos contemplan, ¡ una maravillosa naturaleza !!
    felicidades Polete..

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  2. que bonita e impresionante historia de amor entre Tarobá y Naipì.
    Besitos para los dos.

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