Viajar solo no significa soledad

«Hace apenas unos meses, Alejandra y Paula viajaron a París. Paula se alojó en un hotel modesto, que no barato, y se dedicó a recorrer sola, mapa en mano y cámara al cuello el Sacre Coeur, los Campos Elíseos, Ópera Garnier y demás monumentos de la capital gala. Alejandra por su parte no se gastó un solo euro en alojamiento, durmió en casa de un músico que cada mañana la despertaba tocando el piano, y recorrió lugares de París que solo un parisino, y no una guía turística, puede ofrecer. 

Y es que Ale es miembro de Couchsurfing, la mayor revolución turística desde el nacimiento de las compañías aéreas de bajo coste.» 

Couchsurfing es una comunidad on-line con casi tres millones de usuarios en todo el mundo que se basa en un principio fundamental: ofrecer una cama, sillón o sofá a viajeros interesados en conocer la ciudad de origen de cada miembro. Pero no sólo es simplemente un modo de encontrar alojamiento barato. Es una forma de conocer gente diferente, de otras culturas. Un punto de encuentro de quienes están dispuestos a recibir gente en su casa y quienes quieren realmente vivir como un habitante más de su destino con el simple fin de un enriquecedor intercambio. Conoces la ciudad desde un punto de vista distinto al del turista tradicional porque te meten en sus vidas, sales con sus amigos por la noche y ves cómo se vive de verdad en cada lugar que visitas. 

En Couchsurfing cada usuario elige lo que quiere ofrecer a la comunidad. No todos los miembros ofrecen su sofá a terceras personas, sino que hay otros servicios dentro de la red. Puedes ofrecer simplemente un café a la gente que venga a tu ciudad para guiarla un poco, o llevártelos con tus amigos de fiesta... incluso está bien si tienes ganas de viajar a algún sitio y no tienes con quien. 

Y no, no es peligroso. Lo cierto es que la comunidad tiene unos mecanismos bastante fiables para ahorrar sustos a sus usuarios. Perfiles de la gente, descripciones personales, aficiones, edad,.. y un sistema de evaluaciones en el que, por cada encuentro, el alojado evalúa su experiencia con el dueño de la casa y viceversa. 

Namibia, Estados Unidos, Chile e incluso Groenlandia. Las ramas de Couchsurfing llegan a 80.884 ciudades de 246 países distintos. Todo un mundo de culturas por descubrir de un modo barato y con la garantía de disfrutar de vivencias impensables para aquellos empeñados en ir pendientes del plano dando vueltas entre monumentos durante sus escasas vacaciones. 

a todos y cada uno de vosotros, infinitos millones de gracias.