domingo, 11 de marzo de 2012

Ejercicio 24

Propongo un ejercicio de inventiva narrativa. Tratemos de imaginar con palabras el aniversario perfecto. 

Inauguremos el relato en lo alto de un volcán llamado, por ejemplo, Maunga Terevaka. Construyamos la imagen mental de una isla iluminada en su totalidad por la luna llena. Una luna que dibuja con sus cráteres una tristeza melancólica. Opuesto a ello, nos encontramos felizmente apelotonados con grandes amigos y es que el viento sopla demasiado fuerte allá arriba para ir en pantalones cortos. Queriendo volver a la realidad, pues la luz intensa de la luna encandila, cortamos la isla siguiendo la ruta que nos lleve de nuevo a la civilización. Una vez en casa, tras recibir las primeras felicitaciones, rechazamos opciones de alargar la noche. Las piernas no dan para más. 

El despertar se hace difícil. Cumplir otra primavera más no nos inmuniza contra una gripe inoportuna que nos ha mermado durante los días previos a la celebración. Hoy también. Una jornada en la que inevitablemente recuerdas con más ahínco a tus seres más queridos. Familia y amigos cercanos son anhelados desde la distancia. Son más de 14.000Km los que separan nuestros corazones, distancia insuficiente para los avances de la tecnología. Programas como Skype, Hotmail, Facebook o incluso el mismo blog permiten la transmisión de cotidianos diálogos y románticas palabras escritas que aprueban con orgullo el definitivo cambio del rumbo de una vida concreta, mi vida. Sin embargo, esconden sentimientos de añoranza o anhelo por un hipotético regreso inmediato. Todos los que quieren hacer llegar sus palabras, hoy saben cómo; otros días lo hacen mediante una demanda que acaba por llevarte delante de un juez. Triste, pero eso no tiene cabida en el relato de un aniversario perfecto. Sus palabras, hoy, sobran. 

Empezar subiendo un volcán no deja de ser especial, y más a la luz de la noche. Pero aún siendo el más alto, hay otros de menor altura e indudable superior belleza. Rano Kau destaca por su acantilado y su laguna poblada de diminutas islas de totora y abundante vegetación y microfauna dentro del cráter. El fondo del cráter, de 1,5Km de diámetro y a 280 metros de profundidad, es un lugar vetado a la visita de turistas que son dirigidos mediante un sendero interpretativo a lo largo del borde del mismo, y donde en el extremo oeste se encuentra la aldea ceremonial de Orongo. 


Pero hoy se trata de inventar e imaginar, y por ser un día tan especial, resultamos ser invitados a conocer el Hades del mismísimo Rano Kau. Descender por un lugar poblado de carteles «keep away» mantiene la incertidumbre de la misión, pero tenemos la suerte de ser avalados una autentica rapa nui. Ella, más que nadie, conoce y es bienvenida en cualquier lugar de su tierra. Una tierra que en ese descenso prolongado sorprende por su variedad microclimática reflejada en la flora. En menos de 500m se podría publicar un libro de numerosas páginas rellenas con las especies pobladoras de tal lugar.


Tal belleza se magnifica con marihuana, y de qué manera. No obstante, hay que mantenerse alerta. Bien por la multitud de restos arqueológicos escondidos, bien por piedras traicioneras que a no ser de esquivarlas, podrían acabar por matarte. Volver a asomar la cabeza fuera del volcán exige reptar por una pared casi vertical al más estilo lagartija. Tal considerable sacrificio físico no nos priva de asistir, una vez más, a un atardecer de película desde la aldea ceremonial de Orongo. Un emplazamiento de más de 50 casas de piedra de forma elíptica que ofrecen una perfecta visión de los motus o islotes, lugar donde se celebraba la elección del Tangata Manu, fundamental ritual después del periodo de los Moais. 


La jornada viene culminada por una cena en familia. No hay pastel, tampoco velas. No importa, no es necesario. Ni siquiera salimos a bailar pero qué más da, total, los días de aniversario acaban a medianoche. Cuando el reloj de pulsera indica la entrada al siguiente día, a partir de ahí, ya otro se encarga de hacer de su día, un día inolvidable.

2 comentarios:

  1. Que autentico eres. como te va compensando la vida.

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  2. Lo que mas nos alegra a los de por aquí, es ver que sigues disfrutando y contando primaveras. No cambies tu forma de estar en el mundo.

    Pitu

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