sábado, 22 de enero de 2011

Road to Argentina

Salir de Bolivia en dirección a Argentina desvela un real punto de inflexión. Supone abandonar lo que ha sido mi hogar a lo largo del último trimestre. No es sencillo mudar de aires, más aún cuando en La Paz, punto final de mi ser y estar en Bolivia, encontré un establecer más que espléndido. 

Lo que viene acontece un viaje por carretera de 3.000Km aproximadamente para alcanzar Mar de Plata, ciudad de vacaciones por excelencia del argentino. Un Salou en toda regla. Demasiado duro sobre el papel. No obstante, el destino final poco importa si la senda es la idónea. Viajar en automóvil particular sospecha sinónimo de libertad total de actuación. Si bien también conduzco, suelo aprovechar para iluminarme de la asombrosa variedad paisajística de Bolivia. No reseguimos rutas oficiales. Ni pensarlo. Preferimos el polvo y las piedras de caminos inhóspitos que nos descubren parajes ocultos entre grandes cordilleras y profundos valles.



Nuestro particular road trip no admite tampoco forma alguna de alojamiento, y lo que usamos de alojamiento no admite forma alguna de civilización. La orilla del lago Uru Uru, el Salar de Uyuni o las quebradas rojas de Tupiza han sido los portentosos lugares seleccionados para desbrochar el saco de dormir y pernoctar bajo la fría luz de la luna y sus incondicionales seguidoras, las estrellas. 


Rehacer tus pasos nunca es malo. A diferencia de lo descrito en Desiertos blancos, lagunas de colores, el manjar que supone la vida me ha ofrecido la posibilidad de regresar al Salar de Uyuni. No para visitarlo, sino para vivirlo y sentirlo de la manera que en mi primera visita no puede hacer. Ver el atardecer subido al techo de un Mitsubishi Delica, pasear a la luz de la luna bajo los infinitos millones de hexágonos crujiendo al son de tus pisadas u oír el silencio. Eso es disfrutar de la magnificencia del más grande salar del planeta. Si alguna vez he de imaginarme que aspecto tendría el cielo bíblico, que sea como el Salar de Uyuni. 


Sin embargo, el mundo anda plagado de maravillas inimaginables. Abandono Bolivia road to Argentina en busca de más. El placer por descubrir la vida aún anda lejos de saciarse.

1 comentario:

  1. Un sitio paradisiaco ... cuando lo comparas con Cornella ... pero las aventuras que hemos vivido aquí no las cambiara nadie, ni los días en Castelldefels ni muchas cosas. Que sitio más magnifico amigo Pony!

    ResponderEliminar