jueves, 20 de enero de 2011

Un año más, un año menos

«No podré contar que ocurrió ayer, fue hace tanto tiempo que el Sol se ha vuelto a poner» dice una canción. Entretanto, recopilemos. La entrada al 2011 vino de la mano del fin del gasolinazo. Evo Morales acabó por derogar el decreto respecto a la subida de los hidrocarburos cuando se concienció que la gracia se podía acabar convirtiendo en un conflicto a nivel de la guerra del gas de 2003, que ya acabó con el presidente boliviano de entonces. 

A raíz del gasolinazo mi viaje fue premiado con un golpe de suerte. En Uyuni, el destino hizo que me topara, conociera o acoplara —depende de quien lo cuente— con un grupo de españoles cooperantes en Naciones Unidas. Encontrar lo más parecido a una familia en fechas tan especiales reconforta tanto el ánimo, que acaba por deleitar al alma. Si bien sólo iba a ser un breve viaje a Potosí, seguido de un atípico fin de año, el asunto se acabó alargando algo más de dos semanas. Apenas me he marchado, que prontamente los echo de menos. Pero saben que el inquilino catalán volverá, todo será que no me abran la puerta.



Las horas previas al 2011 fueron surrealistas. Celebrar las uvas a bordo de un autobús, sustituyendo las inexistentes frutas por pedazos de caramelo, supuso el inicio de año en la Península, a cinco horas de la celebración en Bolivia. Un par de horas más tarde, como si nada hubiese cambiado, Gavina se llenó de gente maravillosamente elegante, de apariencia y de corazón. En medio de todo, un ordenador esperando a reproducir mi imagen desde el otro lado del océano Atlántico. Mágico, sin duda. Luego ya celebraría la entrada al 2011 de la manera más típicamente boliviana, sin recordar como llegar a casa antes de la salida del Sol.



Una vez se apagó la pantalla de ese ordenador, la imagen de todos juntos tardará, al menos seis meses en repetirse. Otro de los nuestros levantó el vuelo y se decidió a indagar parajes foráneos. Mérito grande el irse, dejándolo todo, en busca de conocimiento. Estamos aconteciendo al nacimiento de Sir. Bob, todo un gentleman. Y ojo que no es poco.


Para rematar la antología de los primeros compases de 2011, recalcar mi estadía en la fabulosa Isla del Sol, las ruinas de Tiwanaku o el asombroso pueblo de Sorata. En La Paz y sus alrededores no hay aburrimiento, porque todos sabemos que la vida es un campamento libre y cada uno deambula a su satisfacción y complacencia. Nada más faltaría.

¡Ah!, y ya que vale más tarde que nunca: ¡Feliz 2011!


2 comentarios:

  1. Wow !!!

    sin palabras! Sigue disfrutando y aprendiendo cosas! Ya queda menos para vernos!
    Gracias por mi intromisión aquí polakoooo!!

    un besazo

    tu boba

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  2. em van dir que feies un blog
    i he de confessar que em fascina tant el fet que t'hagis aventurat a fer aquest viatge, que de tant en tant, faig "safreig" dins del teu blog per assabentar-me d'on pares i que et va passant en aquest fantàstic viatge...
    espero que et segueixi anant tant bé com sembla!

    un petó i bonic 2011 Pol!

    gina (amiga de la maya i l'albert)

    pd: gran elecció de cançó per començar l'entrada al blog

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